Este mes, millones de personas del continente africano y en muchas partes del mundo dirigen su atención al 50o aniversario del asesinato de Patrice Lumumba, quien fue el primer presidente electo en 1960, en la ex colonia Belga del Congo.
Los belgas, con las empresas multinacionales
norteamericanas, pensaron que aun podrían seguir causando explotación y miseria en este país, y seguir extrayendo los minerales propios del Congo.
Después de que Lumumba alcanzó la
presidencia, fue denominado por el Rey de Bélgica como “un Diablo o el mismo Demonio”. Justo después de eso, la CIA, con la aprobación de la Casa Blanca, ordenaron su asesinato y ordenaron a agentes a que lo envenenaran.
Los EEUU y Bélgica reemplazaron entonces a
Lumumba por Joseph Mobutu, cuyo régimen se encargó del asesinato de cientos de seguidores de Lumumba y gente inocente.
Mientras han existido guerras civiles en los procesos políticos del Congo, los recursos minerales no dejaron de parar en las manos de occidente, sin interrupciones.
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